Responsabilidad del Administrador en el concurso de Acreedores - Servicios Edac
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Responsabilidad del Administrador en el concurso de Acreedores

RESPONSABILIDAD DEL ADMINISTRADOR EN EL CONCURSO DE ACREEDORES

Responsabilidad del Administrador en el concurso de Acreedores

En España, los concursos de acreedores son una herramienta legal que permite a las empresas en dificultades financieras reestructurarse y/o liquidarse de manera ordenada. En el contexto de un concurso de acreedores, uno de los temas más importantes es la responsabilidad del administrador de la empresa en cuanto al pago de las deudas generadas por la misma.

En artículos anteriores habíamos analizado cuál era el proceso habitual para presentar un concurso de acreedores. Sin embargo en este artículo vamos a analizar en qué situación queda o podría quedar el Administrador de una empresa después de presentar el concurso de acreedores.

En términos generales, la responsabilidad del administrador de una empresa en un concurso de acreedores depende de si la empresa es una persona jurídica (es decir, una entidad legal independiente de sus propietarios) o una persona física (es decir, una empresa unipersonal o una comunidad de bienes). En ambos casos, la responsabilidad del administrador puede ser civil, penal o administrativa.

En el caso de las empresas como persona jurídica, el administrador puede ser responsable de pagar las deudas de la empresa si ha actuado con negligencia, mala fe o fraude en la gestión de la misma. En concreto, se considera que el administrador ha actuado con negligencia si no ha cumplido con las obligaciones legales o estatutarias que le correspondían, si ha tomado decisiones sin tener en cuenta los intereses de la empresa o si no ha llevado a cabo una gestión diligente y responsable. Por su parte, se considera que el administrador ha actuado con mala fe o fraude si ha cometido actos ilegales o engañosos con el fin de obtener un beneficio propio en detrimento de la empresa.

En el caso de las empresas como persona física, el administrador puede ser responsable de pagar las deudas de la empresa si ha actuado de manera dolosa o culposa en la gestión de la misma. En concreto, se considera que el administrador ha actuado de manera dolosa si ha cometido actos ilegales o engañosos con el fin de obtener un beneficio propio en detrimento de la empresa. Por su parte, se considera que el administrador ha actuado de manera culposa si ha actuado con negligencia en la gestión de la empresa.

Es importante señalar que, en cualquier caso, la responsabilidad del administrador solo se activa en caso de que la empresa no pueda hacer frente a sus deudas y se haya iniciado un concurso de acreedores. En este sentido, la Ley Concursal establece que, si se demuestra que el administrador ha actuado con negligencia, mala fe o fraude en la gestión de la empresa, este será responsable del pago de las deudas de la misma hasta el límite del valor de los bienes de los que disponga la empresa. Además, en caso de que el administrador haya actuado de manera dolosa o culposa, también podrá ser objeto de acciones penales y/o administrativas.

Por tanto, y en conclusión de la introducción realizada podemos decir que la responsabilidad del administrador en un concurso de acreedores en España dependerá de si la empresa es una persona jurídica o física, así como del tipo de conducta que haya llevado a cabo en la gestión de la misma. Por ello, es importante que los administradores conozcan sus obligaciones legales y estatutarias y actúen siempre con diligencia y responsabilidad en el ejercicio de sus funciones.

¿Qué tipo de culpabilidad existe en un concurso?

En el contexto de un concurso de acreedores en España, la culpabilidad del administrador puede ser de diferentes tipos, dependiendo de la conducta que haya llevado a cabo en la gestión de la empresa. A continuación, se detallan algunos de los tipos de culpabilidad más comunes:

  1. Negligencia: La negligencia es el incumplimiento de las obligaciones legales o estatutarias por parte del administrador. Por ejemplo, no llevar una contabilidad adecuada, no convocar las juntas de accionistas en el plazo legalmente establecido o no presentar las cuentas anuales en el Registro Mercantil. En estos casos, el administrador puede ser responsable de las deudas de la empresa en caso de que se demuestre que la negligencia ha contribuido al agravamiento de la situación financiera de la empresa.
  2. Mala fe: La mala fe implica actuar con intención de perjudicar a la empresa o a terceros. Por ejemplo, realizar operaciones con empresas vinculadas con la finalidad de obtener un beneficio propio en detrimento de la empresa, o trasladar el patrimonio de la empresa a terceros con la finalidad de eludir el pago de las deudas. En estos casos, el administrador puede ser responsable del pago de las deudas de la empresa, incluso en caso de que se trate de una empresa con personalidad jurídica independiente de la del administrador.
  3. Fraude: El fraude implica engañar a terceros con el fin de obtener un beneficio propio. Por ejemplo, presentar información falsa en los estados financieros de la empresa con el fin de obtener financiación, o apropiarse de fondos de la empresa para beneficio propio. En estos casos, el administrador puede ser responsable del pago de las deudas de la empresa, incluso en caso de que se trate de una empresa con personalidad jurídica independiente de la del administrador.
  4. Dolo: El dolo implica actuar con intención de perjudicar a la empresa o a terceros, mediante la comisión de actos ilegales. Por ejemplo, emitir facturas falsas o manipular los libros contables de la empresa para ocultar ingresos. En estos casos, el administrador puede ser objeto de acciones penales y/o administrativas, además de ser responsable del pago de las deudas de la empresa.

 

Por tanto, queda claro que más allá de no pagar las deudas, cosa que evidentemente es lo que se persigue con el Concurso de Acreedores, lo siguiente que se persigue es evitar la culpabilidad. Y es que la culpabilidad del administrador en un concurso de acreedores en España puede ser de diferentes tipos tal y como hemos visto hasta le momento dependiendo de la conducta que haya llevado a cabo en la gestión de la empresa. Es importante que los administradores conozcan sus obligaciones legales y estatutarias y actúen siempre con diligencia y responsabilidad en el ejercicio de sus funciones, para evitar incurrir en conductas que puedan generar responsabilidades en un proceso concursal.

¿Cuál es el proceso para presentar un concurso de acreedores?

El concurso de acreedores es un procedimiento judicial en el que una empresa insolvente se somete a la supervisión y control de un juez y un administrador concursal para hacer frente a sus deudas. A continuación, se detalla el proceso para presentar un concurso de acreedores en España y el papel que desempeñan los abogados concursales en él.

 

  1. Solicitud del concurso: El proceso comienza con la solicitud del concurso de acreedores por parte de la empresa o de uno o varios de sus acreedores. La solicitud debe ser presentada en el juzgado mercantil correspondiente al domicilio de la empresa. En la solicitud, se debe acreditar la situación de insolvencia de la empresa y se debe indicar la documentación que se acompaña para acreditar la misma.
  2. Nombramiento del administrador concursal: Una vez que se admite a trámite la solicitud de concurso de acreedores, se nombra a un administrador concursal, que será el encargado de realizar una auditoría de la empresa y de elaborar un informe sobre su situación financiera. El administrador concursal será elegido por el juez entre los candidatos que se presenten.
  3. Fase común: Durante la fase común, que dura aproximadamente tres meses, el administrador concursal realiza una auditoría de la empresa y elabora un informe sobre su situación financiera. En este informe, se identifican los bienes y derechos de la empresa, se analiza la situación de sus trabajadores y se hace una evaluación de la viabilidad de la empresa.
  4. Fase de convenio o liquidación: En función de la viabilidad de la empresa, se puede abrir una fase de convenio o una fase de liquidación. En la fase de convenio, la empresa presenta un plan de pagos a sus acreedores, que debe ser aprobado por la mayoría de ellos. En la fase de liquidación, se procede a la venta de los bienes y derechos de la empresa y se reparte el producto entre los acreedores.

 

¿Cuál es el papel de los abogados concursales?: Los abogados concursales son profesionales especializados en derecho concursal que asesoran a las empresas y a los administradores concursales en el proceso de concurso de acreedores. Su papel es muy importante en el proceso, ya que se encargan de asesorar a la empresa sobre la mejor estrategia a seguir, de redactar los documentos necesarios para la presentación del concurso, de representar a la empresa en las juntas de acreedores y de negociar con los acreedores para alcanzar un acuerdo de pago.

En definitiva, el proceso para presentar un concurso de acreedores en España es un procedimiento complejo que requiere la intervención de un administrador concursal y de abogados especializados en derecho concursal. El papel de estos profesionales es fundamental para garantizar el éxito del proceso y para defender los intereses de la empresa y de sus acreedores.

Consecuencias de una mala gestión o un mal resultado en el concurso de acreedores:

Cuando una empresa se declara en concurso de acreedores, el objetivo principal es llegar a un acuerdo con los acreedores para pagar las deudas pendientes y evitar la liquidación de la empresa. Sin embargo, si se declara culpable de la situación de insolvencia, puede haber consecuencias graves tanto para la empresa como para los administradores y los responsables de la misma.

En primer lugar, si se declara culpable a la empresa de la situación de insolvencia, se puede proceder a la liquidación de la misma. Esto significa que se procede a la venta de los bienes y derechos de la empresa para pagar las deudas pendientes. Además, los administradores y los responsables de la empresa pueden ser sancionados con la inhabilitación para ejercer cargos de administración o dirección en otras empresas por un período determinado de tiempo.

Además, en algunos casos, los administradores y los responsables de la empresa pueden ser condenados penalmente por delitos económicos relacionados con el concurso de acreedores, como el alzamiento de bienes, la estafa o la falsedad documental. Estos delitos pueden llevar aparejadas penas de prisión e importantes multas.

En el caso de que se declare culpable a la empresa de la situación de insolvencia, es posible que se abra un procedimiento judicial en el que se investigue la posible existencia de delitos económicos. En este procedimiento, los administradores y los responsables de la empresa pueden ser llamados a declarar y pueden ser acusados de delitos económicos.

En resumen, si una empresa se declara en concurso de acreedores y se declara culpable de la situación de insolvencia, puede haber consecuencias graves para la empresa, los administradores y los responsables de la misma. Es posible que se proceda a la liquidación de la empresa y que se impongan sanciones a los responsables de la misma, incluyendo la inhabilitación para ejercer cargos de administración o dirección en otras empresas. Además, en algunos casos, los administradores y los responsables de la empresa pueden ser condenados penalmente por delitos económicos relacionados con el concurso de acreedores. Por lo tanto, es importante contar con el asesoramiento de abogados especializados en derecho concursal para evitar llegar a una situación de insolvencia y para proteger los intereses de la empresa y de sus administradores y responsables.

¿Cuándo deberíamos presentar concurso de acreedores?

Presentar un concurso de acreedores es una decisión difícil pero necesaria en muchas situaciones de insolvencia empresarial. Aunque pueda parecer una medida drástica, puede ayudar a la empresa a reestructurarse y a evitar la liquidación. En España, existen diversas circunstancias en las que se recomienda presentar un concurso de acreedores. A continuación, se explican algunas de las más relevantes.

La primera de ellas es la insolvencia actual o inminente. Se considera que una empresa se encuentra en situación de insolvencia cuando no puede hacer frente a sus deudas vencidas o no cumple con sus obligaciones de pago de manera regular. Si la empresa se encuentra en esta situación, es recomendable presentar un concurso de acreedores antes de que se agrave la situación y se hagan más difíciles las soluciones.

Otra circunstancia en la que se puede presentar un concurso de acreedores es cuando la empresa ha perdido la confianza de sus proveedores y acreedores. Si la empresa tiene una deuda importante con alguno de ellos y no puede hacer frente a ella, es probable que se produzca un efecto dominó y otros acreedores decidan reclamar sus deudas. En este caso, presentar un concurso de acreedores puede ser una solución para intentar reestructurar la empresa y evitar la liquidación.

Por otro lado, también se puede presentar un concurso de acreedores cuando la empresa tiene una gran carga financiera, como una deuda excesiva o una estructura de costes insostenible. Si la empresa no puede hacer frente a sus obligaciones financieras, presentar un concurso de acreedores puede ser una buena opción para reorganizar la empresa y conseguir una estructura financiera más sostenible.

En cualquier caso, es importante tener en cuenta que presentar un concurso de acreedores no es la solución mágica para todos los problemas empresariales. Es una medida que puede ayudar a reestructurar la empresa y a evitar la liquidación, pero también conlleva una serie de requisitos y obligaciones legales que hay que cumplir. Por lo tanto, es fundamental contar con el asesoramiento de abogados especializados en derecho concursal para evaluar la situación de la empresa y tomar la mejor decisión en cada caso.

¿Qué pasa si al presentar un concurso exprés nos abren el concurso normal a petición de algún acreedor?

En España, el concurso de acreedores exprés es una modalidad especial de procedimiento concursal que se caracteriza por su sencillez y rapidez. Está diseñado para empresas que tienen una situación de insolvencia clara y que no tienen posibilidad de reestructuración. Sin embargo, en ocasiones, durante el proceso de un concurso de acreedores exprés, se puede detectar que la situación de la empresa es más compleja de lo que se pensaba inicialmente. En estos casos, el procedimiento puede cambiar de modalidad y pasar a ser un concurso de acreedores normal.

Cuando esto ocurre, el proceso de concurso exprés se interrumpe y se abre un proceso de concurso normal. Esto puede suceder si se detecta que la empresa tiene más activos o ingresos de los que se estimaban inicialmente, si se comprueba que hay más de un acreedor privilegiado o si la empresa tiene litigios en curso que podrían afectar a la liquidación o reestructuración.

En el concurso de acreedores normal, el procedimiento es más complejo y duradero que en el concurso de acreedores exprés. Esto se debe a que se requiere una mayor investigación y documentación de la situación financiera de la empresa. Además, la administración concursal tiene más poderes y responsabilidades en el proceso, y puede solicitar la intervención de la autoridad judicial en caso de que haya conflictos o incumplimientos por parte de la empresa.

En el concurso de acreedores normal, se establece un plan de liquidación o de reestructuración de la empresa, que puede incluir la venta de activos, la reducción de plantilla, la renegociación de deudas y la búsqueda de nuevos inversores. La prioridad es maximizar el valor de los activos de la empresa y satisfacer a los acreedores en la mayor medida posible.

En cuanto a las consecuencias para la empresa, el cambio de modalidad de concurso de acreedores exprés a concurso normal puede tener implicaciones importantes. En primer lugar, el proceso será más largo y costoso, lo que puede afectar a la viabilidad de la empresa. Además, puede haber una mayor exposición de la empresa a reclamaciones y demandas de los acreedores, lo que aumenta el riesgo de responsabilidad para los administradores y directivos.

En resumen, aunque el concurso de acreedores exprés es una alternativa sencilla y rápida para empresas con situaciones de insolvencia claras, es importante tener en cuenta que el proceso puede cambiar de modalidad si se detectan nuevas circunstancias que complican la situación financiera de la empresa. En estos casos, es necesario contar con un equipo de abogados especializados en derecho concursal para asesorar y guiar la empresa en todo momento.

 

En definitiva, en un concurso de acreedores es importante la planificación, el control de todos los asuntos fiscales, legales y mercantiles y finalmente la anticipación. Contar con un buen equipo de gestión y abogados especializados en concurso de acreedores es fundamental para garantizar el éxito de un concurso de acreedores.

No dude en consultar con nuestro equipo jurídico la posibilidad de cerrar su empresa con garantías presentando un concurso de acreedores.

Daniel Moreno Haro

Director Asesoría Edac

info@serviciosdac.com

Telf. 93.015.37.72



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– Revisión de contratos de Seguros de Comercio para valoración de la posibilidad de Reclamación ante la propia compañía de Seguros o en su defecto al Consorcio de Seguros algún tipo de indemnización debido al Cese Temporal del Negocio por covid19 o cualquier otro motivo incluido en el condicionado del contrato.

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